miércoles, 11 de agosto de 2010


Happy birthday
Por Jesús David Buelvas Pedroza

Treinta años
y nada que justifique mi existencia.
Salgo a la calle y los hombres,
serios autómatas de la prisa,
nada reconocen a su alrededor.
Es la larga historia de mis días.
Siento como muero de cansancio.
Sólo a veces suelo morir de risa
o de simple muerte natural.
Ahora se vomitan las oficinas
y la derrota se pasea por las aceras.
Cada uno se ocupa de sus quehaceres
mientras yo regreso a casa y pienso
“esta edad cruda y gris y nadie
que llore mis múltiples muertes”.


***

Observar el techo tiene
su mística de domingo por la mañana.
Tenderse en la contemplación
de las manchas
confiando en la resurrección,
en el milagro de quedarse quieto
ante las horas.
Nada desvía esta disposición
que subvierte
cualquier posibilidad
de movimiento,
cualquier abstracción más allá
de este cuarto
en donde el acto de contemplar
el techo
es la única religión posible.

No hay comentarios:

Publicar un comentario